Tan

Siempre fue así, desde que yo era pequeña.
Con mi hermano vivíamos tranquilos hasta las 7 u 8 de la noche,
hora a la que él solía llegar.
Escuchábamos girar la llave de la puerta principal.
"Ya llegó!"

Inmeditamente tratábamos de acomodarnos
arreglar las cosas si estaban tiradas
sentarnos en la mesa,
coger un libro, hoja, lapiz, lapicero,
mirar abajo y casi sin respirar.

-"Hola, papá!"
-"¿Dónde está su mamá?
-"Arriba"

Como siempre después de ver las ollas,
se disponía a subir las escaleras a buscar a mi mamá
siguiéndonos con la mirada,
tan, tan, tan, tan, tan, tan, tan, tan, tan, tan, tan, tan, tan, tan (14)

Mientras nosotros sentíamos que el día, nuevamente, se nos acababa.

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