Lugar-noLugar

Nuestro lugar fue invadido
El día de ayer/antes de ayer, viernes 2 a aprox. las 5.30pm dos tipos entraron a mi casa y se llevaron nuestras cosas: laptops, ipod´s, cámara, dinero, nuestra privacidad, nuestra intimidad, nuestro lugar.
Todxs menos Mary se encontraba en casa. Ella también estaba por salir. Una 4x4 ploma con lunas poralizadas íngresó a mi urbanización -con rejas y vigilantes en bicicleta- y luego a mi casa, muy tranquilamente. Al parecer se habían asegurado de que nadie estaba en casa pues se encargaron de abrir el portón y estacionarse en nuestro patio, para con esto sacar trankilamente el motín sin que lxs vecinxs se dieran cuenta de nada.
Apenas recibí la llamada lo dejé todo y salí corriendo. Corrí como hace tiempo mucho no corría, casi sin respirar para no demorar (¿?). Mientras pensaba en cómo encontraría mi casa, mi hermano me llamó y me aconsejó que vaya con alguien a la casa, por temor a que los ladrones siguieran ahí y me pudieran hacer algo. Les mandé mensajes a mis amigos más cercanos, avisándoles del hecho, pero nadie respondió. No importaba. Seguí corriendo. Crucé la universitaria, dos cuadras más y ya estaba en Las Dalias, con miedo crucé la reja. Los niños -de siempre- jugaban en la cuadra y al verme llegar me advirtieron de que habían entrado extraños a mi casa.
Llegué y mi puerta estaba abierta y vi a Mary ahogándose en su llanto. La abracé lo más fuerte que pude y ella no se cansaba de repetir felizmente que no estuviste aquí, gracias a Dios que no estabas, Nadya. A mi no me hicieron nada porque soy cristiana. Yo les dije que a mi no me podían hacer nada. Pensé lo peor. Fue lo peor.
Tranquilicé a Mary. No terminaba de llegar al segundo piso y viví fue un joyero mio -regalo de 15 años- tirado en el pasadizo. Entre primero a mi cuarto y mi laptop no estaba. Mis cofres, sobres y libros estaban en el suelo. Imaigino que habrá sido una decepción para los choros porque no tenía nada de valor aparte de la laptop -que se llevaron- y un ipod -que olvidaron en la funda de mi almohada- . Lo que había cobrado estaba en el banco y joyas no tengo. Estaba describiendo lo que vi después en los demás cuartos pero creo que no muy apropiado ahondar en tanto detalle y publicarlo. Todos perdimos, mi hermano, mis papás y yo cosas materiales; Mary, su sueldo y la confianza.
Luego vino lo de siempre: el llanto, la denuncia, los vecinos, el chamullo, la familia, las llamadas.
Yo hasta ayer no reaccionaba o, no quería reaccionar. En verdad hasta ahora prefiero no pensar en que lo he perdido todo. Parte del backup del disco duro que ya había perdido con la laptop que mandé a arreglar se encontraba en el cpu que se llevaron. Mis archivos de toda la universidad, los cursos, articulos, ensayos. Mis fotos de viajes y otras que nunca quice borrar a pesar de todo. Me siento calata. Nunca, nunca pensé que el lugar más inseguro era mi casa. Las únicas fotos que han sobrevivido son aquellas que colgué en hi5, facebook, flickr y que tengo como enviado en mi correo. Y ahora me culpo el no haberme dado el tiempo para subirlas y mandarle a mis amigxs las fotos que les prometí.
Me siento casi casi como luego del 15 de agosto del 2007. Sí, esa fragilidad, vulnerabilidad y desolación son las que me acompaña desde el viernes. Estuvieron en mi intimidad, en mi cuarto, vieron mis afiches pegados, mis fotos, mis calzones, mi todo. -Ya, siendo sinceros eso es lo que menos les importó, ellos buscaban cosas de valor material, pero igual, una se siente invadida-. No me veo en el espejo pero imagino mis ojos y mejillas caidas, trites. Lo peor es que me dan unas ganas increibles de tomar pepas, de dormir y olvidarme de todo. Pero... a la vez me digo ¿otra vez la misma wada? que aburrido, no retrocedas, ya pasaste por eso, ya fue. Y ya fue. Así que me puse a escribir. Así que vamos a ver si ayuda. Así.
La seguridad está en la virtualidad, cuando se refiere a material fotográfico, videos y escritos.Eso fue lo último que he aprendido. Claro, aparte de no dejar la casa sola, dejar entrar a extraños que luego puedan pasar la voz sobre los bienes de la familia y en general, confiar en que uno está seguro en su propia casa.
Me causa un poco de gracia que justamente hace dos días -justo un día anterior al robo- le contaba a un amigo algunos rollos internos acerca de haber nacido con ciertos privilegios y como esto podría ser contradictorio a mi compromiso como activista social-feminista-deizkierda. Digamos que con el robo, soy menos privilegiada. Y no me hace sentir nada bien, tampoco. La solución a mis problemas existenciales y de clase no iban por ahí.

Todo pasa, dicen. Vendrán mejores épocas.
Mi lugar fue invadido

Comentarios

Anónimo dijo…
Lo siento.

A mí me robaron así de feo una vez cuando tenía once años y recuerdo haber llorado mucho. No porque extrañara las cosas materiales, sino por la rabia de sentir que alguien había estado en mi cuarto, tirando las cosas por todas partes, tratando mi mundo como les diera la gana. Supongo que eso es lo que más jode, lo que más duele.

Felizmente el mundo se va reconstruyendo solito.

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